sábado, 26 de noviembre de 2011

Los Huesos - Introducción

Peli sobre el esqueleto:

Recuerda por un momento la última celebración de Halloween. Había vampiros, fantasmas o esqueletos sonriéndote maliciosamente. Los vampiros y los fantasmas no existen en la realidad, ¡pero los esqueletos, seguro que sí!
Todo el mundo posee un esqueleto compuesto por muchos huesos. Estos huesos conforman la estructura de tu cuerpo, permiten que te muevas de muchas formas diferentes, protegen tus órganos internos y hacen muchas cosas más.
Ha llegado la hora de estudiar los huesos; ¡un cuerpo humano adulto tiene nada menos que 206 huesos!
Cuida tus huesos
Los huesos te ayudan día tras días, de modo que asegúrate de cuidártelos bien. He aquí algunos consejos:
Protégete los huesos del cráneo (¡y el cerebro que llevas dentro!) llevando casco para montar en bicicleta y para practicar otros deportes. Si utilizas monopatín, patines sobre ruedas o el patinete, asegúrate también de llevar protectores en muñecas, codos y rodillas (muñequeras, coderas y rodilleras). ¡Los huesos de esas partes del cuerpo te lo agradecerán si tienes alguna caída!
Si practicas un deporte como el rugby, el fútbol, el lacrosse o el hockey sobre hielo, lleva siempre todos los elementos del equipo adecuado para ese deporte. Nunca juegues en camas elásticas/ trampolines. Muchos niños acaban rompiéndose huesos por saltar en camas elásticas / desde ellos. Aunque la mayoría de huesos rotos se acaban curando, tardan mucho en hacerlo y la espera no es nada divertida.
Fortalece tu esqueleto bebiendo leche e ingiriendo otros productos lácteos (como el queso de bajo contenido en grasa o el yogur helado). Todos estos alimentos contienen calcio, que ayuda a endurecer y fortalecer los huesos.
¡Mantente activo! Otra forma de fortalecer los huesos es ejercitándolos: corriendo, saltando, bailando o practicando deporte.
Sigue los pasos anteriores para tratar bien a tus huesos, ¡y seguro que ellos te tratan bien a ti!
¿De qué están hechos los huesos?
Si alguna vez has visto un esqueleto de verdad o un fósil en un museo, quizás pienses que todos los huesos están muertos. Y, aunque los huesos de los museos estén secos, duros y sean quebradizos, los huesos de tu cuerpo son muy diferentes. Los huesos que forman tu esqueleto están vivitos y coleando, creciendo y cambiando constantemente como otras partes de tu cuerpo.
Casi todos los huesos de tu cuerpo están compuestos por los mismos materiales:
*       La superficie externa del hueso se denomina periostio. Es una membrana densa y fina que contiene nervios y sangre que nutren el hueso.
*       La siguiente capa está formada por hueso compacto. Esta parte es lisa y muy dura. Es la parte que ves al observar un esqueleto.
*       Dentro del hueso compacto hay muchas capas de hueso esponjoso, que, como indica su nombre, se parece bastante a una esponja. El hueso esponjoso no es tan duro como el compacto, pero sigue siendo muy fuerte.
*       En muchos huesos, la parte esponjosa protege la parte más interna del hueso, la médula ósea. La médula ósea es una especie de espesa gelatina y su función consiste en producir células sanguíneas.
Cómo crecen los huesos
Cuando eras un bebé, tenías las manos muy pequeñas, los pies diminutos..., ¡todo era sumamente pequeño en tu cuerpo! Lentamente, a medida que te ibas haciendo mayor, todo fue creciendo, incluyendo tus huesos.
Cuando nace, el cuerpo de un bebé contiene aproximadamente 300 huesos. A la larga, estos se acaban fusionando (se unen al crecer) para pasar a formar el esqueleto de 206 huesos de una persona adulta. Algunos de los huesos del bebé están compuestos enteramente por un material especial denominado cartílago. Otros huesos del recién nacido están parcialmente compuestos por cartílago. El cartílago es blando y flexible. Durante la infancia, a medida que vas creciendo, el cartílago también crece y, progresivamente, acaba convirtiéndose en hueso, con la ayuda del calcio.
Cuando tengas aproximadamente 25 años, ese proceso se habrá completado. Después de que esto suceda, no podrá haber más crecimiento: los huesos habrán alcanzado su tamaño máximo. Todos esos huesos conformarán un esqueleto que será tan fuerte como ligero.

Los Huesos - La columna vertebral

La columna vertebral
La columna vertebral es una parte del esqueleto que es fácil de identificar: intenta tocarte la parte central de la espalda y notarás sus bultitos bajo los dedos.

La columna vertebral te permite girarte y doblarte y mantiene erguido tu cuerpo. También protege a la médula espinal, un gran haz de nervios que transmite información entre el cerebro y el resto del cuerpo. La columna es especial porque no está compuesta por uno o dos huesos: ¡está formada por un total de 26 huesos! Estos huesos se denominan vértebras y tienen forma de anillo.
Existen diversos tipos de vértebras en la columna, y cada uno tiene una función distinta.
*       Las siete vértebras superiores se llaman cervicales. Estos huesos se encuentran en la parte posterior del cuello, justo debajo del cerebro y sostienen la cabeza y el cuello. La cabeza es bastante pesada, de modo que ¡es una suerte contar con la ayuda de las vértebras cervicales!
*       Debajo de las vértebras cervicales se encuentran las vértebras dorsales, y hay un total de 12. Estas se encargan de anclar las costillas en su sitio. Debajo de las vértebras dorsales hay cinco vértebras lumbares y más abajo se encuentra el sacro, que está formado por cinco vértebras fusionadas entre sí formando un único hueso.
*       Finalmente, en la parte inferior de la espalda se encuentra el coxis, un hueso que está formado por cuatro vértebras fusionadas. Las secciones inferiores de la columna son importantes para soportar peso y para proporcionar un buen centro de gravedad al cuerpo. De modo que, cuando llevas una mochila pesada, son las vértebras lumbares, el sacro y el coxis los que te proporcionan sostén. Cuando bailas, saltas o incluso cuando andas, estas partes del cuerpo te ayudan a mantener el equilibrio.
Entre cada par de vértebras adyacentes hay unos pequeños discos compuestos por cartílago. Estos discos evitan que las vértebras rocen entre sí y actúan también como los amortiguadores naturales de la columna. Cuando saltas en el aire o giras el tronco para hacer mates, los discos proporcionan a las vértebras la amortiguación que estas necesitan

Los Huesos - Las costillas y el cráneo


El corazón, los pulmones y el hígado son todos muy importantes y afortunadamente cuentas con las costillas para protegerlos. Las costillas actúan como una caja ósea alrededor del pecho. Es fácil que notes el fondo de esa caja palpándote con los dedos los costados y la parte delantera del cuerpo unos pocos centímetros (o pulgadas) por debajo del corazón. Si respiras profundamente, también te resultará fácil notar las costillas en la parte delantera del cuerpo. A algunos niños delgados hasta se les pueden ver las costillas a través de la piel.
Las costillas van en pares, y los lados izquierdo y derecho de cada par son exactamente iguales. La mayoría de la gente tiene 12 pares de costillas, pero algunas personas nacen con una o varias costillas de más y otras con un par menos.
Los 12 pares de costillas se unen en la parte posterior de la columna, donde las vértebras torácicas las sujetan en su sitio. Los primeros siete pares de costillas se unen por la parte anterior del cuerpo en el esternón, un hueso muy fuerte y robusto ubicado en el centro del pecho que mantiene esas costillas en su sitio. Los demás pares de costillas no están unidos directamente al esternón. Los siguientes tres pares están unidos a las costillas superiores mediante cartílago.
Los últimos dos pares de costillas se conocen como costillas flotantes porque no están conectadas al esternón ni a las costillas superiores mediante cartílago. Pero no temas, esas costillas no podrán separarse del resto flotando. Al igual que las demás costillas, están bien adheridas a la columna vertebral por la parte posterior del cuerpo.
El cráneo
El cráneo protege la parte más importante de todas: el cerebro. Puedes notar el cráneo apretándote la cabeza, especialmente en la parte posterior, unos cuantos centímetros (o pulgadas) por encima del cuello. El cráneo, de hecho, está compuesto por diferentes huesos. Algunos de estos huesos protegen el cerebro, mientras que otros conforman la estructura de la cara. Si te tocas debajo de los ojos, podrás palpar la cresta de los huesos que forman los huecos donde se alojan los ojos.
Y, aunque no puedas verlo, el hueso más pequeño de todo el cuerpo también se encuentra en la cabeza. ¡El estribo, ubicado detrás del tímpano, solo mide de 2,5 a 3,3mm (o de 0,1 a 0,13 pulgadas)! ¿Quieres saber algo más? El único hueso de la cabeza que puedes mover es la mandíbula inferior. Se abre y se cierra para permitirte hablar y masticar alimentos.
El cráneo es genial, pero ha cambiado mucho desde que eras un bebé. Todos los bebés nacen con espacios entre los huesos del cráneo. Esto permite que los huesos se muevan, se cierren y se superpongan mientras el bebé atraviesa el canal del parto. Poco a poco, a medida que crece el bebé, el espacio entre los huesos se va cerrando hasta desaparecer por completo, y los huesos del cráneo se conectan entre sí mediante articulaciones especiales, denominadas suturas

Los Huesos - Las extremidades

Cuando utilizas el teclado del ordenador, te balanceas en un columpio e incluso cuando coges el almuerzo, utilizas los huesos de los dedos, las manos, las muñecas y los brazos.
Cada brazo está unido a un omóplato o escápula, un hueso grande y triangular situado en la esquina superior y posterior de ambos lados de la caja torácica. El brazo está formado por tres huesos: el húmero, que está encima del codo, el radio y el cúbito, que están debajo del codo.
Cada uno de estos huesos es más ancho en los extremos y más fino o estrecho en la parte media, lo que ayuda a fortalecer los puntos donde establecen contacto con otros huesos. Al final del radio y el cúbito hay ocho huesos más pequeños que conforman la muñeca. Por pequeños que sean esos huesos, ¡se pueden mover! Gira la muñeca o saluda y lo comprobarás.
La parte central de la mano está formada por cinco huesos diferentes. Cada dedo de la mano está compuesto por tres huesos, exceptuando el pulgar, que solo consta de dos. De modo que entre las muñecas, las manos y los dedos, tienes un total de nada menos que 54 huesos, ¡todos preparados para ayudarte a manipular cosas, escribir tu nombre, coger el teléfono o lanzar una pelota!
Las piernas
Por descontado que los huesos de brazos, muñecas, manos y dedos son fabulosos para coger el teléfono, pero ¿cómo se supone que debes acercarte al aparato para contestarlo? Evidentemente, ¡con los huesos de las piernas y de los pies!
Las piernas están unidas a un grupo circular de huesos denominado pelvis. La pelvis es una estructura en forma de cuenco que sostiene la columna vertebral. Está compuesta por los dos huesos grandes de la cadera en la parte anterior y por el sacro y el coxis en la parte posterior. La pelvis actúa como un fuerte anillo duro de protección alrededor de partes del sistema digestivo, del sistema urinario y del sistema reproductor.
Los huesos de las piernas son muy grandes y fuertes para ayudar a sostener el peso corporal. El hueso que va desde la pelvis hasta la rodilla se denomina fémur y es el hueso más largo de todo el cuerpo. En la rodilla, hay un hueso de forma triangular denominado rótula, que protege la articulación. Debajo de la rodilla hay otros dos huesos: la tibia y el peroné. Al igual que los tres huesos del brazo, los de la pierna son más anchos en los extremos que en la parte media, lo que les confiere mayor fortaleza.
La estructura del tobillo es un poco diferente de la de la muñeca; es donde los huesos inferiores de la pierna conectan con el hueso grande del pie denominado astrágalo. Cerca del astrágalo hay otros seis huesos. Pero la parte principal del pie es similar a la de la mano, con cinco huesos diferentes. Cada dedo del pie está compuesto por tres huesos diminutos, exceptuando el dedo gordo, que solo consta de dos. ¡Esto hace que el total de huesos entre pies y tobillos sea de 52!
La mayoría de la gente no utiliza los dedos de los pies ni los pies para manipular cosas ni para escribir, pero sí los usa para dos cosas sumamente importantes: estar de pie y andar. Si no colaboraran todos los huesos del pie, sería imposible mantener el equilibrio adecuadamente. Los huesos de los pies están estructurados para que estos sean casi planos y un poco anchos, lo que ayuda a permanecer de pie. De modo que, ¡la próxima vez que andes acuérdate de mirar hacia abajo y de darles las gracias a los dedos de los pies

Las articulaciones

El punto de unión entre dos huesos adyacentes recibe el nombre de articulación. Algunas articulaciones se mueven y otras no.
Las articulaciones fijas o inmóviles están, como indica su nombre, fijas en su sitio y no se mueven en absoluto. El cráneo tiene algunas articulaciones de este tipo (denominadas suturas, ¿recuerdas?), que cierran los huesos que protegen el cerebro. Unas de esas articulaciones son las temporoparietales, que discurren a lo largo de ambos lados del cráneo.
Las articulaciones móviles son aquellas que te permiten montar en bicicleta, comer cereales o jugar a videojuegos, aquellas que te permiten girarte, doblarte y desplazar distintas partes de tu cuerpo. Algunas articulaciones móviles, como las de la columna vertebral, se mueven solo un poco. Otras articulaciones se mueven mucho. Uno de los principales tipos de articulaciones móviles es el de las articulaciones en bisagra. Los codos y las rodillas son articulaciones en bisagra, que permiten doblar y estirar brazos y piernas. Estas articulaciones son como las bisagras de una puerta. Del mismo modo que la mayoría de las puertas solo pueden abrirse en una dirección, tú solo puedes doblar los brazos y las piernas en una dirección. También dispones de muchas articulaciones en bisagra de menor tamaño en los dedos de manos y pies.
Otro tipo importante de articulación móvil es el de las articulaciones esféricas. Las puedes encontrar en hombros y caderas. Están formadas por el extremo redondeado de un hueso que encaja en el hueco de otro hueso. Las articulaciones esféricas permiten una gran gama de movimientos en todas direcciones. Asegúrate de que dispones de suficiente espacio e intenta balancear los brazos en distintas direcciones.
¿Has visto alguna vez a alguien poniendo aceite en una bisagra para que funcione mejor o para que deje de chirriar? Pues bien, las articulaciones disponen de un líquido denominado líquido sinovial que las ayuda a moverse libremente. Los huesos se mantienen unidos en las articulaciones mediante ligamentos, que son una especie de tiras elásticas muy fuertes.

Los Músculos

¿Sabías que tienes más de 600 músculos en el cuerpo? Te ayudan a hacerlo casi todo - desde bombear sangre por todo tu cuerpo hasta levantar tu pesada mochila. Tú controlas algunos de esos músculos, mientras que otros, como el del corazón, hacen su trabajo ellos solos sin que tú tengas que pensar en ello.

¿De qué están hechos los músculos?

 Haz click aquí para un diagrama completo:

Todos los músculos están hechos del mismo material, un tipo de tejido elástico (parecido a una goma elástica). Cada músculo está compuesto por miles, o incluso decenas de miles, de pequeñas fibras. Tenemos tres tipos de músculos: músculo liso, músculo cardíaco y músculo esquelético. Peli sobre los músculos:

Músculo liso
Los músculos lisos, a veces conocidos como involuntarios, suelen estar dispuestos en capas o láminas, una encima de la otra. Tú no puedes controlar los movimientos de este tipo de músculos. El cerebro y el cuerpo les indican a estos músculos lo que tienen que hacer sin que tú tengas ni siquiera que pensar en ello. No puedes utilizar los músculos lisos para "hacer bola" con el brazo o para dar saltos en el aire. Pero tienes músculos lisos funcionando por todo el cuerpo. En el estómago y el sistema digestivo, se contraen (se tensan) y se relajan para ayudar a la comida a avanzar a través de tu cuerpo. Los músculos lisos también se ponen manos a la obra cuando te encuentras mal y necesitas vomitar. Estos músculos empujan la comida para que abandone el estómago, suba por el esófago y salga por la boca.
También tienes músculos lisos en la vejiga. Cuando están relajados, esos músculos te permiten retener la orina (el pipí) hasta que vayas al lavabo. Y, cuando se contraen, expulsan la orina. Estos músculos también se encuentran en el útero de las mujeres, que es donde se desarrolla el bebé antes de nacer. Los músculos del útero ayudan a expulsar al bebé fuera del cuerpo de la madre durante el parto.
También tienes músculos lisos ocultos tras los ojos. Estos músculos te ayudan a enfocar cuando miras a algo
Un músculo con mucha energía
El músculo que constituye el corazón se llama músculo cardiaco o miocardio. Las robustas fibras musculares del corazón se contraen para bombear sangre al resto del cuerpo y luego se relajan para dejar entrar de nuevo la sangre después de que ésta haya circulado por todo el cuerpo.
Al igual que el músculo liso, el músculo cardíaco funciona solo, sin necesidad de que tú le eches una mano. En el corazón hay un grupo especial de células que se conoce como células marcapasos del corazón porque controlan el latido cardíaco.

Músculo esquelético
Ahora vamos a hablar sobre el tipo de músculos en que piensas cuando dices la palabra "músculo" - los que muestran lo fuerte que eres y te dejan chutar a portería y marcar un gol.
Son los músculos esqueléticos, también denominados estriados (estriados es una palabra un poco rara que significa a tiras) porque las bandas claras y oscuras que los componen hace que parezca que están hechos a tiras.
Los músculos esqueléticos son voluntarios, lo que significa que puedes controlar su movimiento. Tu pierna no chutará una pelota a menos que tú quieras hacerlo.
Estos músculos forman parte del sistema musculoesquelético - que está compuesto por los músculos estriados y el esqueleto, o los huesos. Los músculos esqueléticos colaboran con los huesos para dar al cuerpo fuerza y potencia. En la mayoría de los casos, un músculo esquelético parte del extremo de un hueso, al cual está unido, recubre el hueso en toda su longitud, incluyendo la articulación (el lugar donde el huso se une con otro hueso) y finaliza en el extremo de otro hueso.
Los músculos esqueléticos están unidos a los huesos a través de los tendones. Los tendones son una especie de cuerdas hechas de un tejido muy resistente que conectan músculos y huesos entre sí. Los tendones están tan bien unidos a los huesos que, cuando contraes un músculo, el tendón y el hueso se mueven a la vez.
Hay músculos esqueléticos de muchas formas y tamaños diferentes, lo que les permite desempeñar muchas funciones distintas. Algunos de los músculos más grandes y potentes son los que tienes en la espalda, cerca de la columna vertebral. Estos músculos te ayudan a mantenerte derecho y a estar de pie. También dan a tu cuerpo la fuerza que necesita para levantar y empujar cosas.
Los músculos que tienes en el cuello y en la parte superior de la espalda no son tan grandes, pero son capaces de hacer algunas cosas bastante curiosas: intenta rotar la cabeza hacia los lados, hacia delante y hacia atrás y arriba y abajo para notar la fuerza de los músculos del cuello. Estos músculos también te ayudan a sostener la cabeza.

Músculos faciales
Tal vez nunca hayas pensado en ella como en una parte muscular, pero tu cara contiene un montón de músculos. Compruébalo la próxima vez que te mires en el espejo.
Los músculos faciales no se unen directamente a los huesos como en el resto del cuerpo. En lugar de ello, muchos de estos músculos se unen bajo la piel. Esto te permite contraer los músculos faciales y poder hacer muchas expresiones diferentes con tu cara. Hasta el más leve movimiento puede transformar una sonrisa en una expresión de preocupación, por ejemplo, frunciendo el entrecejo. O puedes levantar las cejas y arrugar la nariz en señal de sorpresa.
Y, cuando te mires la cara, no te olvides de la lengua -¡un músculo que sólo está sujeto por uno de los extremos! En realidad, la lengua está formada por un grupo de músculos que funcionan conjuntamente para que tú puedas hablar y masticar lo que comes. Saca la lengua y muévela de un lado a otro para ver esos músculos en acción.

Principales músculos
Al tener tantos músculos en el cuerpo, aquí no los podemos citar todos, pero seguidamente mencionamos los más importantes:
En cada uno de los hombros tienes un músculo denominado deltoides. Los deltoides te ayudan a mover los hombros en todas las direcciones - desde utilizar un bate de béisbol hasta encogerte de hombros cuando no te sabes una pregunta.
Los músculos pectorales se encuentran a ambos lados de la parte superior del pecho. A muchos niños, cuando entran en la pubertad, se les desarrollan los pectorales. Muchos atletas y culturistas tienen los pectorales muy desarrollados.
Más abajo de los pectorales, debajo de la caja torácica (donde acaban las costillas), se encuentran los músculos abdominales.
Cuando "haces bola" con el brazo, tensas un músculo denominado bíceps. Cuando contraes este músculo, puedes ver cómo se forma un bulto bajo la piel.
Los cuadriceps son unos músculos que se encuentran en la parte anterior de los muslos. Las personas que corren, van mucho en bicicleta o practican otros deportes desarrollan mucho los cuadriceps.
¿Y cuando te toque sentarte? Lo harás sobre el glúteo máximo, el músculo en el que nos apoyamos cuando nos sentamos y que ¡parece tan gordo visto por detrás

¿Cómo desarrollar músculos fuertes y sanos?

¿Has querido alguna vez tener tantos músculos como un superhéroe o tu atleta profesional preferido? Bueno, los músculos superdesarrollados en que estás pensando no son posibles en los niños. Por descontado, los superhéroes son personajes de ficción, y los atletas profesionales son adultos, cuyos cuerpos difieren de los cuerpos de los niños en muchos aspectos.
A muchos chicos les gustaría tener unos músculos más desarrollados, pero sus cuerpos no pueden desarrollar los músculos propios de un adulto hasta que crezcan. Por otro lado, tanto los chicos como las chicas pueden hacer muchas cosas para desarrollar unos músculos fuertes y sanos. Averigüemos qué.
El ejercicio físico favorece el desarrollo muscular
Parece obvio, pero es cierto. Hacer deporte, correr, saltar o montar en bici ayuda a fortalecer los músculos. Cualquier actividad física que te guste -desde bailar hasta jugar a fútbol- puede ayudarte a ponerte fuerte. ¿Por qué? Porque al hacer ejercicio, utilizas los músculos.
Aliméntate bien para ponerte fuerte
¿Qué deberías comer para tener unos músculos fuertes? Tal vez creas que necesitas comer muchos alimentos que contienen proteínas (como la carne y los huevos) o hierro. Pero no hay ningún alimento mágico que ayude a desarrollar los músculos. Tus músculos -y todo tu cuerpo- se pondrán fuertes y sanos si comes una variedad de alimentos nutritivos.
¿Deberías hacer pesas?
Algunos niños se plantean la posibilidad de hacer pesas para ponerse fuertes y musculosos. Pero el hecho de hacer pesas no permite desarrollar los músculos en aquellos niños que todavía no han alcanzado la pubertad, y levantar mucho peso puede ser peligroso para los músculos y tendones de los niños, que todavía están en proceso de crecimiento.
Con la supervisión de un entrenador o monitor, los niños pueden levantar pesas ligeras o hacer ejercicios con gomas de resistencia (unas tiras elásticas especiales para hacer gimnasia). Este tipo de ejercicios ayudan a incrementar el tono muscular, lo que significa que los músculos se ponen más duros y más fuertes, pero no se desarrollan más.
Hacer abdominales y flexiones también ayudan a fortalecer los músculos. Pero esto también se puede conseguir simplemente corriendo, saltando o haciendo montaña. ¿Has captado el mensaje? Cuanto más tiempo dediques a la actividad física, jugando con tus amigos o haciendo deporte, más fuertes tendrás los músculos. ¿A qué esperas?

¿Por qué es divertido hacer ejercicio?

Los niños hacen ejercicio constantemente sin ni siquiera darse cuenta. El mero hecho de estar activo, como cuando corres por ahí o juegas a pelota en el colegio, es hacer ejercicio. ¿Qué otras cosas pueden considerarse ejercicio? Practicar algún deporte, bailar, saltar y hasta intentar tocarte los dedos de los pies doblando la cintura.
Cuando haces ejercicio, estás contribuyendo a fortalecer tu cuerpo, lo que te permitirá moverte por el mundo y hacer todo lo que necesites hacer. Intenta practicar alguna actividad física cada día y ¡tu cuerpo te lo agradecerá en el futuro!
El ejercicio es bueno para el corazón
Tal vez sepas que el corazón es un músculo. Trabaja duro, bombeando sangre al resto del cuerpo cada día de tu vida. Puedes ayudar a fortalecer este músculo tan importante haciendo ejercicio aeróbico.
Aeróbico significa "con aire", por lo tanto, el ejercicio aeróbico es un tipo de actividad que requiere oxígeno. Al respirar, coges oxígeno, y, cuando haces ejercicio aeróbico, es posible que notes que respiras más deprisa de lo normal. La actividad aeróbica puede hacer que el corazón te lata más fuerte, empieces a sudar y se te acelere la respiración.
Si proporcionas regularmente a tu corazón este tipo de entrenamiento, todavía desempeñará mejor su función de distribuir oxígeno (a través de células sanguíneas portadoras de oxígeno) a todas las parte de tu cuerpo.
¿Te apetece practicar algún ejercicio aeróbico justo ahora? Puedes nadar, jugar a baloncesto o a "hockey" sobre patines o sobre hielo, hacer "footing" (o andar deprisa), patinar, jugar a fútbol, practicar remo o esquí de fondo, o montar en bicicleta. ¡Y no olvides que andar como un canguro, saltar a la cuerda o a la pata coja también son actividades aeróbicas!
El ejercicio fortalece los músculos
Hay otro tipo de ejercicio que puede ayudarte a fortalecer los músculos. ¿Has hecho flexiones alguna vez o te has colgado o columpiado en las barras metálicas que hay en muchos parques infantiles? Este tipo de ejercicios te ayuda a ponerte fuerte. Si quieres fortalecer tus músculos, utilízalos para realizar actividades que requieren hacer fuerza. A los chicos mayores y a los adultos, este tipo de ejercicios también les ayudan a ponerse fuertes.
He aquí algunos ejercicios y actividades para fortalecer los músculos:
*       Hacer flexiones
*       Hacer extensiones
*       Tirar de una cuerda
*       Remar
*       Correr
*       Patinar
*       Montar en bicicleta
El ejercicio te hace flexible
¿Puedes tocarte los dedos de los pies doblando la cintura sin flexionar las rodillas y sin gritar ahhh? La mayoría de los niños son bastante flexibles, lo que significa que pueden doblar y estirar el cuerpo sin grandes dificultades. Los ejercicios de flexibilidad suelen sentar muy bien, como cuando te estiras y te desperezas al despertarte por la mañana. ¡Da gusto! ¿verdad?. Ser flexible significa tener un "amplio abanico de movimientos", es decir, poder mover los brazos y las piernas libremente sin sentir tensión o dolor. Es fácil encontrar formas de trabajar la flexibilidad:
*       - Gimnasia y ejercicios acrobáticos
*       - Yoga
*       - Baile, sobre todo ballet
*       - Artes marciales
*       - Estiramientos, como tocarte los dedos de los pies.
El ejercicio te ayuda a mantener un peso equilibrado
El alimento proporciona a tu cuerpo el combustible que necesita en forma de calorías, que es un tipo de energía. Tu cuerpo necesita determinada cantidad de calorías cada día sólo para funcionar, respirar, caminar y hacer todas las actividades básicas. Pero, cuando estás activo, tu cuerpo necesita una cantidad extra de calorías o energía. Si no eres muy activo, tu cuerpo no necesitará tantas calorías. Independientemente de cuántas calorías necesites, si comes suficiente para colmar esa necesidad, tu peso corporal se mantendrá más o menos estable. Si ingieres más calorías de las que necesita tu cuerpo, podrías almacenarlas en forma de exceso de grasa.
El ejercicio te hace sentirte bien
Da gusto tener un cuerpo fuerte y flexible que te permite practicar todas las actividades que te gusta hacer -como correr, saltar y jugar con tus amigos. También es muy agradable la sensación de dominar algo, como encestar tiros libres, parar goles o bucear. Pero algo que tal vez no sepas es que el ejercicio puede ponerte de mejor humor.
Cuando haces ejercicio, tu cerebro libera unas sustancias químicas llamadas endorfinas que te hacen sentirte más feliz. ¡Otra razón más de por qué es tan estupendo hacer ejercicio!